Luego de un día de furia en las calles, Córdoba ha quedado en un silencio tenso. Latente. La sociedad cordobesa se encuentra aun convulsionada por los hechos ocurridos.
La necesidad, el miedo, la oportunidad, la revancha, la exclusión, la demostración, la discriminación, la ignorancia, la ceguera. Todos protagonistas, aristas necesarias de un mismo fenómeno que ayer nos estalló en la cara: la Violencia.
El saqueo no empezó anoche. La violencia no es sólo contra las vidrieras, ni contra los saqueadores. Mucho para pensar y repensarnos, mucho para discutir y espejarnos como sociedad. Ahora queda contar los daños, contar los heridos, contar los minutos, contar la calma. Contar lo que queda, un imaginario destrozado. Un tejido social desecho.