Eso de andar chayando viene de los tiempos de antes, de antes. Dicen por los siestas riojanas, que la Chaya es un acontecimiento catártico. Allí la harina hace lo suyo.
Cada cual, lleva sus alegrías y sus penas, para mezclarse con otros cuerpos, los cuerpos del abajo, aquellos que en carnaval salen a burlar la tristeza, la pobreza, y se topan con olor a albahaca, se pintan con betún, se regalan sonrisas sin edad.
El vino no falta, la caja chayera y las coplas invitan a cantar. Sacar pa’ fuera lo que quieras sacar antes que se termine de quemar el pullay. La catarsis, es de cada quien.
La fiesta, necesariamente colectiva